EVANGELIO SEGUN SAN JUAN (IX)
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD.
Cristo, nuevo Moisés, el profeta por excelencia, va a dejar este mundo para retornar al Padre. Pero los discípulos se beneficiarán entonces de la venida del Espíritu de verdad, del Paráclito, que continuará entre ellos la obra de Cristo. Al igual que Cristo, el procede del Padre, 15, 26; ver 8, 42; 16, 27-30; 17, 8. Como él será “enviado” a ellos (por el Padre a petición de Cristo: 14, 16; 15, 26; por el mismo Cristo, 15, 26; 16, 7) y permanecerá con ellos para siempre, 14, 16-17; ver Mt 28, 20.
La misión del Espíritu será enseñarles todo lo que Cristo no haya podido decirles, y, del mismo modo que Cristo, no hablará “por su cuenta”, limitándose a transmitir lo que haya oído junto al Padre, 16, 12-15. Así los discípulos comprenderán el sentido misterioso, todavía oculto, de ciertos acontecimientos concernientes a Cristo, 2, 22; 12, 16; 13, 7; 20, 9.
El Espíritu podrá dar testimonio de Cristo, 15, 26, haciendo comprender a los discípulos que, a pesar de su muerte ignominiosa, él era el Enviado de Dios, aquel en quien habría que creer para salvarse, aquel que, a pesar de las apariencias, había vencido definitivamente al Príncipe de este mundo, 16, 8-11.
Fuente : Biblia de Jerusalén.
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