Blogia
Palabra Creadora

EVANGELIO SEGUN SAN JUAN (VIII)

EVANGELIO SEGUN SAN JUAN (VIII)

CONVOCATORIA DE REUNIÓN DEL SANEDRÍN (11, 45-53) 

La cantidad de seguidores lograda por Jesús y el miedo a una intervención de los romanos en perjuicio de la nación y del Templo (“el lugar sagrado”) provocan la convocatoria de una reunión del Sanedrín.  Caifás, el sumo sacerdote de ese año fatídico, profiere una profecía, aunque es incapaz de saberlo.  Da a entender que Jesús debe morir en vez de que perezca el pueblo, pero Juan ve en ello que Jesús morirá en pro de la nación y en verdad “para reunir a los hijos dispersos de Dios y hacer de ellos uno”.  Cuando el Sanedrín sella el destino de Jesús y planea cómo matarlolos versículos que intermedian (11, 54-57) preparan el arresto de Jesús durante la Pascua. 

Las dos escenas que siguen tienen paralelos en los Sinópticos, pero en orden inverso.  En Betania, seis días antes de la Pascua, María, la hermana de Lázaro, unge los pies de Jesús (Jn 12, 1-11).  Esta escena tiene un estrecho paralelo con la de Mc 14, 3-9 y Mt 26, 6-13), donde en Betania, dos días antes de la Pascua, una mujer innominada unge la cabeza de Jesús.  Ambas formas de la historia presentan el motivo de ungir a Jesús para la sepultura.  La escena al día siguiente, cuando Jesús entra triunfantemente en Jerusalén (12, 12-19), tiene también estrechos paralelos con la entrada en la capital de Mc 11, 1-10; Mt 21, 1-9; Lc 19, 28-40,  que tuvo lugar considerablemente antes. Sólo  Juan menciona las palmas, y la elección de un asno por parte del Maestro parece ser casi un correctivo que orienta la atención hacia el rey prometido por Zacarías (9,  9-10), que traerá la paz y la salvación. 

La llegada de unos paganos señala el final del ministerio público de Jesús (12, 20-50), lo que hace que éste exclame “Ha llegado la hora” y que hable del grano de trigo que muere para producir mucho fruto.  La atmósfera se asemeja a la de la oración en el huerto,  en Getsemaní, en la noche anterior a su muerte en Mc 14, 34-36 par. En ambas escenas el alma de Jesús está turbada y triste. En Marcos Jesús ruega al Padre que pase de él esa hora;  en Juan Jesús rehúsa rogar al Padre para ser salvado de esa hora, puesto que para eso había venido… reacciones diferentes que reflejan lo que más tarde se llamará la humanidad y la divinidad de Jesús. En Marcos Jesús ruega para que se cumpla la voluntad de Dios; en Juan, por el contrario, para que el nombre de Dios sea glorificado, variantes de las peticiones del Padre nuestro que reflejan el estilo de la oración de Jesús. 

La negativa de las muchedumbres a aceptar la proclamación del Hijo del hombre se transforma en Juan 12, 37-41 en un cumplimiento de la predicción de Isaías, a saber, que nunca creerán. Es cierto que algunos de los del Sanedrín creen en Jesús, pero por temor a los fariseos y no deseando confesarlo no se atreven a proclamar la gloria de Dios (12, 42-43).  Una vez más sospechamos que el evangelista tiene en mente aquellos de las sinagogas de su tiempo que no tenían el coraje de proclamar a Cristo.  Las últimas frases de Jesús en su vida pública, que resumen el mensaje joánico (12, 44-50), se parecen al sumario-obertura dirigido a Nicodemo en 3, 16-21: la luz ha venido al mundo y esta venida es la ocasión de un autojuicio que divide entre los que creen en él y son librados de las tinieblas y aquellos que lo rechazan y son condenados.

 Fuente :  Evang. de San Juan,  Raymond Brown

 

 

 

0 comentarios