LIBRO DEL LEVÍTICO
Este libro, fue llamado por los Hebreos "Y LLAMÓ", palabras con que comienza el texto hebreo; luego los Griegos y después los Latinos lo llamaron LEVÍTICO, por tratarse en él los ritos, sacrificios y demás cosas que estaban a cargo de los hijos de Leví, y por ser como un ritual o ceremonial para los ministros destinados al culto de Dios, que formaban aquella tribu, escogida por el Señor para dicho fin.
Lo que refiere el Levítico ocurrió en el primer mes del año segundo, después de la salida de Egipto, estando los israelitas acampados al pié del Monte Sinai (Cap 27, 34).
El LEVITICO puede considerarse, a grandes rasgos, dividido en tres partes :
Del Capítulo 1 al 7, trata de la calidad y variedad de los sacrificios.
Del Capítulo 8 hasta el 23, de los sacerdotes y Levitas, de su consagración y oficios, y de varias preparaciones y purificaciones que debían preceder; de los animales puros e impuros y de las diferentes especies de pecados y modo de castigarlos y expiarlos.
Finalmente, del Cap 24 en adelante y hasta el fin de libro, trata de los días de fiesta, del culto del Tabernáculo y se dan leyes acerca de los diezmos, votos y promesas.
Es conveniente conocer que los sacrificios de los animales, fueron instituidos primero para dar a Dios el culto debido a su majestad infinita (pública confesión de su supremo dominio sobre todo lo creado); en segundo lugar, quiso Dios, según sienten comunmente los Santos Padres, con el precepto de tales y tantos sacrificios, ocupar religiosamente a los Hebreos y apartarlos del impío culto de los ídolos, y finalmente, todas aquellas víctimas y sacrificios eran otras tantas profecías y prefiguras del sacrificio de Cristo : profecía cuyo sentido, como observa San Agustín (Contra Faust. Libro 20, 18), respetaban y entendían muchos, aunque la mayoría de los judíos no tuviese este conocimiento expreso.
Los cristianos, al leer este libro debemos considerar cuanto mejor es nuestra condición que la del antiguo pueblo de Dios: ventaja que explica el Apostol Pablo en su Carta a los Hebreos, Cap. 7, 27, y cuánto debemos a nuestro Divino Redentor Jesús que hecho Pontífice nuestro, ha reunido en el sacrificio de su Cuerpo y de su Sangre todos los saludables efectos de que eran figura las hostias y los sacrificios de la antigua Ley.
Asímismo, hallarán en este libro los sacerdotes de la Nueva Ley y también utilísimos documentos para que nuestras vidas sean más perfectas, cuanto más santo es y divino su ministerio.
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