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Palabra Creadora

N. T. INTRODUCCION A LOS EVANGELIOS SINOPTICOS

VALOR HISTÓRICO DE LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS.

El origen apostólico, directo o indirecto, y la génesis literaria de los tres Sinópticos justifican su valor histórico, permitiéndonos además apreciar como éste debe ser entendido.  Derivados de la predicación oral que se remonta a los comienzos de la comunidad primitiva, estos textos tienen en su base la garantía de testigos oculares,  Lucas 1,  1-2.  Indudablemente ni los apóstoles ni los otros predicadores y narradores evangélicos trataban de hacer “historia”, en el sentido técnico y moderno de la palabra.  Su propósito era más teológico y misionero: hablaban para convertir y edificar,  para inculcar y esclarecer la fe,  para defenderla contra los adversarios,  2 Timoteo 3, 16.  Pero lo hicieron apoyándose en testimonios verídicos,  garantizados por el Espíritu,  Lucas 24, 48-49;  Hechos 1, 8; Juan 15, 26-27, exigidos tanto por la probidad de su conciencia como por el cuidado de no dar pie a refutaciones hostiles.

Los redactores evangélicos que después de ellos consignaron y reunieron sus testimonios lo hicieron con el mismo afán de honesta objetividad que respeta las fuentes, como bien lo demuestran la simplicidad y el arcaísmo de sus composiciones,  en las que tan poco lugar se concede a elaboraciones teológicas posteriores.  En comparación con algunos evangelios apócrifos, que tanto abundarán en creaciones legendarias e inverosímiles, son más bien parcos.  Si los tres Sinópticos no son biografías modernas,  nos ofrecen no obstante muchas informaciones históricas sobre Jesús y los que le siguieron. Pueden compararse con las vidas helenísticas populares,  por ejemplo las de Plutarco, que no ocultan su simpatía para con su personaje,  pero sin ofrecer un desarrollo psicológico suficiente como para satisfacer los gustos modernos. 

Los evangelios se distinguen de los modelos paganos por su seriedad ética y su finalidad religiosa, de los modelos  veterotestamentarios por su convicción de la superioridad mesiánica de Jesús (por no entrar en más detalles).

Sin embargo,  esto no quiere decir que cada uno de los hechos o de los dichos que refieren puedan tomarse como reproducción rigurosamente exacta de los sucedido en la realidad.  Las leyes inevitables de todo testimonio humano y de su transmisión disuaden de esperar tal exactitud material,  y los hechos contribuyen a recomendar esta cautela, por cuanto vemos que el mismo relato o la misma sentencia de Cristo son transmitidos de manera diversa por los diferentes evangelios.

 

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