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Palabra Creadora

EL LIBRO DEL PROFETA JEREMÍAS (I)

EL LIBRO DEL PROFETA JEREMÍAS (I)

 

Poco más de un siglo después del profeta Isaías, hacia el año 650 a. C., nacía Jeremías de una familia sacerdotal residente en los alrededores de Jerusalén. Conocemos su vida y carácter mejor que los de ningún otro profeta por sus relatos biográficos en tercera persona de que está sembrado su libro, y cuyo orden cronológico es el siguiente:  Cap. 19, 1 al 20, 6; 36; 45; 28-29; 51 al 59, 64; 34, 8-22; y 37, 44. 

Las “Confesiones de Jeremías”,  ver capítulos 11, 18 al 12,6; 15, 10-21; 17, 4-18; 18, 18-23; 20, 7-18,  proceden del profeta mismo.  No constituyen una autobiografía, pero si son un testimonio emocionante de las crisis interiores que atravesó y que se describen en el estilo de los salmos de súplica.  Llamado por Dios muy joven aún, en el año 626 a. C.,  el año 13 de Josías,  ver cap. 1-2,  le tocó vivir el trágico periodo en que se preparó y consumó la ruina del reino de Judá.  La reforma religiosa y la restauración nacional de Josías despertaron esperanzas que fueron destruidas por la muerte del rey en Meguidó en el año 609 a. C. y por el cambio del mundo oriental,  la caída de Nínive en el 612 y la expansión del imperio caldeo.

Desde el año 605 a.C., Nabucodonosor impuso su dominio en Palestina, Judá se reveló por instigación de Egipto, que intrigaría hasta el fin y, en el 597, Nabucodonosor conquistó Jerusalén y deportó a una parte de sus habitantes.  Una nueva rebelión hizo volver a los ejércitos caldeos;  y en el 587 fue tomada Jerusalén incendiando el templo y tuvo lugar la segunda deportación.

Jeremías vivió esta dramática historia predicando y amenazando en vano a los reyes incapaces que se sucedían en el trono de David;  fue acusado de derrotismo por los militares,  perseguido y encarcelado.

Después de la toma de Jerusalén, y aun cuando veía en los desterrados la esperanza del porvenir, Jeremías prefirió permanecer en Palestina junto a Godolías, el gobernador nombrado por los caldeos.  Pero éste fue asesinado, y un grupo de judíos, temeroso de las represalias, huyeron a Egipto llevándose consigo al profeta.  Probablemente murió allí.

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ATILIO -

ME HA ENSEÑADO A SER MAS FUERTE Y HACER LAS COSA AUNQUE NO LAS QUIERA HACER TODO LO BUENO AUNQUE CON SUFRIMIENTO