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Palabra Creadora

EXODO, PRENDA DE SALVACIÓN

EXODO,   PRENDA DE SALVACIÓN

El EXODO se constituye en prenda de salvación,  pues el mismo Dios que liberó al pueblo de la esclavitud Egipcia, será el mismo que lo salvará del peligro Asirio (Is 10, 25 ss), o Babilónico (Jr 16, 14 ss) y será también el mismo que liberará del peligro a que está sometido todo cristiano por su condición humana.

El EXODO en cuanto a que es el acontecimiento central del pueblo de Israel, es considerado como prefiguración de la obra redentora efectuada por Cristo, quién a su vez es considerado como el Nuevo Moisés anunciado por Deuteronomio 18, 18 y por Hechos 3, 22.

Por esto, el EXODO es fuente constante de inspiración y de esperanza de toda liberación que experimentará a través de su historia el pueblo de Dios, hoy conformado por todos los cristianos.  Esto expresa la importancia que tiene para nosotros el EXODO, pues vivimos de nuevo en símbolos y signos esta liberación, cada vez que celebramos la pascua, la misa y también cuando experimentamos alivio a toda opresión.

Entre los temas importantes que veremos en el EXODO,  están las "Plagas de Egipto" (Ex cap. del 7 al 11).

Es posible que las plagas mencionadas sean fenómenos naturales,  pues,  hoy por ejemplo aún se desbordan los ríos de Egipto durante los meses de julio y agosto, como ha sucedido últimamente en nuestro país con el fenómeno de la "Niña".  Muchos de estas inundaciones dejan un rastro rojizo,  pues al crecerse los ríos arrancan el barro del fondo,  tiñendose de ese color sus aguas.  En Egipto dada las circunstancias que el limo o barro que se encuentra en el lecho de los ríos es de color rojo,  sus aguas probablemente tomaron el tinte de color sangre.  Por otra parte este factor contamina el agua que debido a su sucieza se convierte en cuna de proliferación de ranas, zancudos y toda clase de bichos.  Al bajar el agua a su cause normal mueren todos estos animalitos contaminando aún más el agua, que al ser tomada por la gente y los animales causa enfermedades epidémicas.

Lo que sucedió en Egipto con los tábanos,  es similar a lo que nos sucede en Colombia,  por ejemplo con las abejas africanizadas,  o la invasión de mosquitos de que somos víctimas en época de lluvia,  que requieren de la fumigación y manejo correcto de los depósitos de aguas pluviales.  Asímismo,  en muchas ocasiones hemos experimentado en la costa tormentas tropicales que con sus nubes densas tapan el sol y oscurecen el día.

Los hebreos a diferencia de nosotros,  no hacían distinción entre los fenómenos naturales y las obras directas de Dios,  por eso, no vacilan en atribuir estos acontecimientos a Dios,  quien según su entender, hacia caer las plagas sobre Egipto como castigo por su renuencia a dejar libre al pueblo elegido por Dios.

Sin embargo,  vale aclarar que las plagas no fueron meros fenómenos naturales, pues los efectos fueron completamente nuevos y la intensidad insólita.  De no haber sido así, no hubieran impresionado al Faraón, ni tampoco se hubiera demostrado la omnipotencia de Dios.  Tenemos que entender también que Dios no quiso realizar el castigo a los egipcios mediante actos mágicos,  sino valiéndose de los fenómenos naturales propios del medio. 

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