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Palabra Creadora

EL LIBRO DEL PROFETA JOEL

EL LIBRO DEL PROFETA JOEL

El libro de Joel se divide por sí solo en dos partes.  En la primera,  una invasión de langosta que causa estragos en Judá provoca una liturgia de duelo y de súplica; Yahvé responde prometiendo el fin de la plaga y la vuelta de la abundancia, Cap 1, 2 al 2, 27.  La segunda parte describe en estilo apocalíptico el juicio de las naciones y la victoria definitiva de Yahvé y de Israel,  Cap 3 al 4.

La unidad entre estas dos partes queda asegurada por la referencia del Día de Yahvé, que es propiamente el tema de los capítulos 3 y 4,  pero que ya aparecen en el Cap 1, 15;  2, 1-2; 10-11.  Las langostas son el ejército de Yahvé, lanzado para ejecutar su juicio,  un Día de Yahvé del que puede uno librarse por la penitencia y la oración.  El azote viene a ser el tipo del solemne juicio final,  el Día de Yahvé, que abrirá los tiempos escatológicos.  No hay razones para distinguir dos autores ni dos épocas de composición.  Todavía recientemente se ha defendido una fecha hacia finales de la época monárquica. 

La mayoría de los exégetas se inclinan por el período postexílico,  con los siguientes argumentos : la ausencia de referencia de un rey,  las alusiones al Destierro, pero también el Templo reconstruido, las relaciones con el Deuteronomio y los profetas posteriores, Ezequiel, Sofonías, Malaquías, Abdías, citado en el cap. 3, 5.  El libro pudo haber sido compuesto hacia el año 400 a. C.

Sus vínculos con el culto son evidentes. En consecuencia se ha considerado a Joel como profeta cultual, adscrito al servicio del Templo.  Sin embargo, estos rasgos pueden explicarse por la imitación literaria de las formas litúrgicas.  Este libro no es la reseña de una predicación en el Templo, sino una composición escrita, hecha para ser leída.  Nos hallamos al final de la corriente profética.

La efusión del espíritu profético sobre todo el pueblo de Dios en la era escatológica,  Cap 3,  1-5,  responde a los deseos de Moisés en Números 11, 29.  El Nuevo Testamento considera que el anuncio se ha cumplido con la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles de Cristo, y San Pedro citará todo este pasaje,  Ver Hechos 2,  16-21.  Joel es el profeta de Pentecostés.  Es también el profeta de la penitencia,  y sus invitaciones al ayuno y a la oración, tomadas de las ceremonias del Templo o redactadas según el modelo de éstas, entrarán con naturalidad en la liturgia cristiana de Cuaresma.

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