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Palabra Creadora

EL PROFETA ISAÍAS (PARTE II)

EL PROFETA ISAÍAS (PARTE II)

Decíamos en nuestra primera parte,  que Isaías dejó una huella profunda en su época y creó escuela,  que sus palabras se conservaron y se añadieron otras,  lo que significa que el libro de este profeta recibió adiciones considerables de sus discípulos inmediatos o remotos.  Por ejemplo,  los capítulos 40 al 55 no pudieron ser elaborados por este profeta del siglo VIII.  No sólo no se nombra jamás en ellos a Isaías, sino que hasta el marco histórico es posterior a él en un par de siglos.  Jerusalén ha sido tomada,  el pueblo se halla cautivo en Babilonia.  Ciro aparece ya en escena y será el instrumento de liberación. 

Estos capítulos contienen la predicación de un anónimo, un continuador de Isaías, y gran profeta como él, al que, a falta de algo más concreto llamamos el Deutero-Isaías o Segundo Isaías,  que predicó en Babilonia entre las primeras victorias de Ciro, el 550 a. C., que permitían presagiar la ruina del imperio Babilónico y el edicto liberador del 538, que autorizó los primeros regresos.  

Entre las dos colecciones distintas de discursos del Profeta Isaías,  la primera del cap. I al 35 y la segunda, del 40 al 66,  se interpone una que tiene un rasgo más bien de historia narrativa, capítulos 36 al 39. La colección que realmente no sufrió una elaboración, presenta mayor unidad en los capítulos 1 al 39.                     

La segunda, comienza con lo que equivale a un relato de vocación profética, Cap 40,  1-11,  y finaliza con una conclusión, Cap 55, 6-13.  A tenor de sus primeras palabras “Consolad, consolad a mi pueblo”,  40, 1, se le llama “Libro de Consolacion de Israel.” y ese es, en efecto su tema principal. 

En este momento el juicio ha concluido con la ruina de Jerusalén,  el tiempo de la restauración está cerca y será una renovación completa.  Ha quedado demostrada la vanidad e impotencia de los falsos dioses,  se subraya la sabiduría y la providencia de Dios y por primera vez se expresa el universalismo religioso.

 

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