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EPÍSTOLA DE SAN JUDAS

EPÍSTOLA DE SAN JUDAS

EPÍSTOLA DE SAN JUDAS

Judas, que se llama “hermano de Santiago”, v.1, parece presentarse también como uno de los “hermanos del Señor”, Mt 13, 55p.  No hay nada que obligue a identificarle con el apóstol del mismo nombre, Lc 6, 16; él mismo se distingue del grupo apostólico, v. 17.  La mediocre importancia del personaje cuyo nombre se toma hace difícil la hipótesis de que se trate de un pseudónimo, pero la fecha tardía de la epístola la convierte en posible e incluso en probable.  El autor manifiesta un notable conocimiento de las fuentes judías, indicio de que representa a una iglesia cultivada, bien surtida de libros.

De hecho, esta epístola era ya admitida por la mayoría de las iglesias como Escritura canónica desde el año 200. Cierto que el uso que hace de fuentes apócrifos (Henoc en los vv. 7.14s; Asunción de Moisés en el v. 9) suscitó algunas dudas ya desde la antigüedad;  pero ello no crea un problema especial, porque este recurso legítimo a escritos judíos, en boga entonces, en modo alguno equivale a reconocerles carácter inspirado.

Lo que a Judas le interesa es estigmatizar a los perversos doctores que ponen en peligro la fe cristiana.  Les amenaza con un castigo divino, que ilustra con precedentes de la tradición judía, vv. 5-7; y la descripción que hace de sus desviaciones parece también influida por estos recuerdos del pasado, v. 11.  Por lo demás, la descripción queda bastante vaga y ciertamente no autoriza a ver aquí el gnosticismo del siglo II.  La impiedad y el desenfreno moral que les censura, especialmente sus blasfemias contra el Señor Cristo y los ángeles, vv. 4, 8-10, pudieron haberse dado en el seno del cristianismo ya en el siglo I, bajo la influencia de aquellas tendencias sincretistas que se combaten en la epístola a los Colosenses, en las Pastorales y en el Apocalipsis.

Con todo, algunos rasgos invitan a no remontarse muy alto en el siglo I. Las predicciones de los apóstoles se atribuyen al pasado, vv. 17s.  La fe se concibe como un presupuesto objetivo “transmitido de una vez para siempre”, v. 3. Parece que han sido utilizadas las epístolas de Pablo.  Es verdad que, a su vez, la segunda epístola de Pedro utiliza la de Judas, pero, como diremos, aquélla quizá sea posterior a la muerte de San Pedro.  En definitiva, se ha de pensar en los últimos tiempos de la edad apostólica.

 

Fuente:  Biblia de Jerusalén

 

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