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Palabra Creadora

INTROD. EPISTOLAS SAN PABLO, XII

INTROD. EPISTOLAS SAN PABLO, XII

CARTAS A LOS EFESIOS Y COLOSENSES (I)

Las epístolas a los Efesios y a los Colosenses forman un grupo muy homogéneo: idéntica misión de Tíquico en Col 4, 7s y Ef 6, 21s; sorprendentes semejanzas de estilo y de doctrina entre Col y Ef. Pablo se halla todavía preso, Col 4, 3.10.18; Ef 3, 1; 4, 1: 6, 20, y esta vez todos los indicios apuntan a Roma como lugar de su cautiverio (del 61 al 63), más bien que a Cesarea, donde no se explicaría debidamente la presencia de Marcos o de Onésimo, o a Éfeso, donde Lucas no parece haber estado junto a Pablo.  Por lo demás, el cambio de estilo y el progreso de la doctrina exigen cierta distancia entre Col, Ef y las “epístolas mayores” Corintios, Gálatas, Romanos.  En el intervalo ha surgido una crisis: Epafras, su representante apostólico, 1, 7, ha venido de Colosas, que no fue evangelizada por el mismo Pablo, 1, 4; 2, 1, trayéndole informes alarmantes. Nada más enterarse, Pablo responde con la epístola a los Colosenses que entrega a Tíquico.  Pero la reacción suscitada en su espíritu por el nuevo peligro, le hace ahondar más su pensamiento, y así como Romanos le había servido para poner en orden de Gálatas, también ahora escribe una segunda epístola, prácticamente contemporánea de Col, en la cual estructura su doctrina conforme al nuevo punto de vista que acaba de imponerle la polémica.  Esta admirable síntesis es nuestra epístola “a los Efesios”.  Esta denominación, que ni siquiera se halla textualmente garantizada, ver Ef 1, 1, pudiera engañarnos.  En realidad, Pablo no se dirige a los fieles de Éfeso, con quienes ha convivido tres años,  Ef 1, 15; 3, 2-4, sino más bien a los creyentes en general y más particularmente a las comunidades del valle d Lico, entre las cuales hace circular su carta,  Col 4, 16. 

La interpretación cuyas líneas generales se acaban de trazar, respeta la tradición que atribuye Colosenses y Efesios a Pablo y tiene muchos visos de probabilidad.  Pero a partir del s. XIX se ha puesto en duda la autenticidad de estas dos epístolas. Su estilo pesado y repetitivo les parece a algunos impropio de Pablo; las ideas teológicas, en particular las que se refieren al Cuerpo de Cristo, a Cristo, Cabeza del cuerpo y de la Iglesia universal, no son las mismas que aparecen en las cartas anteriores; los errores con los que se enfrentan son posteriores a Pablo,  pues pertenecen más bien al gnosticismo del siglo II.  Estas objeciones son serias.  Están formuladas por numerosos críticos, incluidos algunos católicos.  Pero no son irrefutables.  De hecho,  en lo que se refiere a Col, hoy día la balanza se inclina más bien a favor de la autenticidad, y esto por buenas razones.  Pues no solamente se encuentran en ella las ideas fundamentales de Pablo, sino que las nuevas se explican de manera satisfactoria, por las circunstancias referidas anteriormente.  Lo mismo podemos decir de Ef, aun cuando en ésta la duda persiste. 

Entre los argumentos a favor de la autenticidad paulina, hay que notar:

1. Efesios es obra de un autor dotado de un pensamiento creador, no de alguien que utiliza las ideas de otro.

2. El estilo lento, rico, a veces pesado de Colosenses y Efesios, que contrasta con las discusiones rápidas, nerviosas de las cartas anteriores puede explicarse porque Pablo se está abriendo a nuevos y más amplios horizontes.

3. El estilo de las cartas anteriores no es del todo coherente, y en ellas encontramos dos ejemplos de este estilo tardío, contemplativo y casi litúrgico en Rm 3, 23-26 y 2 Co 9, 8-14.  La verdadera dificultad viene de los numerosos pasajes en que Efesios parece repetir las expresiones de Colosenses en forma bastante servil y desmañada:  pero esto puede obedecer a que Pablo no solía escribir íntegramente sus cartas,  y es posible que en la redacción de Efesios haya permitido a un discípulo una intervención más considerable que la de costumbre.

 

 

Fuente : Biblia de Jerusalén

 

 

 

 

 

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