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Palabra Creadora

HECHOS DE LOS APÓSTOLES, IV

HECHOS DE LOS APÓSTOLES,  IV

OBJETIVIDAD DE LOS HECHOS

Teniendo presente que cada autor se mueve por intereses bastante diferentes,  por ejemplo Pablo es un polemista que sabe ser intransigente, mientras que el propósito de Lucas es demostrar la unidad profunda que existía entre los primeros discípulos,  la objetividad del libro de los Hechos ha sido atacada sesgadamente planteando la cuestión de su finalidad. 

La escuela de F. Ch. Baur ha querido ver en él un escrito de compromiso compuesto en el siglo II para conciliar las tendencias opuestas del petrinismo y del paulismo.  Este sistema tiene el mérito de señalar la existencia innegable de tensiones en la Iglesia primitiva;  pero supone una fecha demasiado tardía, y en su forma radical ya nadie lo sostiene hoy. 

Otros, por su parte, todavía denuncian con frecuencia a esta obra de ser un alegato, con todo lo que esto puede implicar de deformación de los hechos.  Lucas haría de ella una apología de Pablo destinada a convencer a las autoridades romanas de que él no era culpable de ningún delito político.  Y, en efecto, no se puede negar que Lucas subraya el carácter puramente religioso del conflicto que enfrenta a los judíos con Pablo y la indiferencia de las autoridades romanas ante tal conflicto.  Pero, aunque esto parece responder a la verdad histórica, en todo caso no es más que un aspecto de la obra.  El libro de los Hechos es cosa muy distinta de un memorial para presentar ante el tribunal de Roma.  Lo que persigue es nada menos que referir, por sí misma,  la historia de los orígenes cristianos.  

Para convencerse de ello,  basta con examinar su plan.  Se ve en él plasmada la aseveración inicial de Cristo: “Seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra”,  Hch 1, 8.

 

Fuente : Biblia de Jerusalén

 

 

 

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