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Palabra Creadora

LIBRO II DE MACABEOS

LIBRO II DE MACABEOS

El Segundo libro de los Macabeos no es continuación del primero.  Es,  en parte, paralelo a él, y toma los acontecimientos de un poco más atrás, desde el fin del reinado de Seleuco IV, predecesor de Antíoco Epífanes,  pero sólo los sigue hasta la derrota de Nicanor, antes de la muerte de Judas Macabeo.  Todo ello comprende sólo una quincena de años y corresponde únicamente a los capítulos del  1 al 7 del Primer Libro.

El género es muy distinto.  El libro, escrito originariamente en griego,  se presenta como el compendio de la obra de un tal Jasón de Cirene,  cap 2, 19-32, y lo encabezan dos cartas de los judíos de Jerusalén, del capítulo 1, 1 al 2, 18.

El estilo, que es el de los escritores helenistas,  pero no de los mejores, resulta a veces ampuloso.  Es más el de un predicador que el de un historiador, aunque ciertamente el conocimiento de las instituciones griegas y de los personajes de la época de que hace gala nuestro autor es muy superior al que demuestra el autor del Libro I de Macabeos.

El objetivo,  realmente,  es agradar y edificar,   ver cap 2, 25;  15, 39,  narrandola guerra de liberación dirigida por Judas Macabeo,  sostenida por apariciones celestes y ganada gracias a la intervención divina,  cap 2, 19-22.  La persecución misma era efecto de la misericordia de Dios,  que corregía a su pueblo antes de que la medida del pecado quedara colmada,  cap 6, 12-17. 

El autor escribe para los judíos de Alejandría y su intención es despertar el sentimiento de que formaban una comunidad con sus hermanos de Palestina.  En especial,  quiere interesarles por la suerte del Templo, centro de la vida religiosa según la Ley,  blanco del odio de los gentiles.  Esta preocupación imprime su sello al plan del libro:  tras el episodio de Heliodoro,  cap 3, 1-40,  que subraya la santidad inviolable del santuario,  la primera parte, del capítulo  4, 1 al 10, 8,  concluye con la muerte del perseguidor,  Antíoco Epífanes, que ha profanado el Templo, y con la institución de la fiesta de la Dedicación;  la segunda parte que va del cap 10, 9 al 15,36,  concluye asimismo con la muerte de un perseguidor, Nicanor, que había amenazado al Templo  y con la institución de una fiesta conmemorativa.

 

 

 

 

 

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