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LOS LIBROS HISTÓRICOS

LOS LIBROS HISTÓRICOS

Son los Libros Históricos, en su forma definitiva,  obra de una escuela de hombres piadosos,  imbuidos en las ideas del Deuteronomio, que meditan sobre el pasado de su pueblo y deducen de él una lección religiosa. Igualmente, nos han conservado las tradiciones o textos que se remontan hasta la época heróica de la conquista, con la narración de los hechos sobresalientes de la historia de Israel.

La sucesión de hechos es la siguiente :

1. LOS JUECES.  Durante unos doscientos años, el Pueblo de Israel fue gobernado por los ancianos que conocían la Ley del Señor.  En ese tiempo, Abimélek trata de instaurar en Siquem una realeza de tipo cananeo (Jue 9, 1-7),  pero la institución tropieza con una fuerte resistencia ideológica (9, 8-20), fracasando lamentablemente (9, 22-57).  Fue ante el peligro filisteo cuando los ancianos de Israel comenzaron a desear un rey que los juzgara y dirigiera  sus guerras (Isa 8, 19).

2. INSTITUCIÓN DE LA MONARQUÍA.

SAÚL, PRIMER REY DE ISRAEL.  Samuel, aunque uno de los relatos del hecho le atribuye una actitud de oposición (8, 6; 10, 17ss; 12, 12),  por considerarse la monarquía una institución ambigua,  consagra religiosamente la institución confiriendo la unción a Saúl (9, 16s; 10, 1) y presidiendo su coronación.  Esta Monarquía se inserta en un marco más amplio, cuyos rasgos fundamentales son fijados siempre por el pacto de la Alianza.  Saúl como los jueces, es un jefe carismático guiado por el Espíritu de Yahvé.

Dios le dio al pueblo a Saúl como rey para que lo gobernara (1 Sam 8).  Tenía que ser como el representante de Dios.  Saúl,  no obstante se portó mal,  no dando a respetar la Ley de Dios.  Entonces,  Dios lo rechazó y señaló como rey a David, un pastor de Belén (1 Sam 3, 1  2Sam 1)

3. DAVID,  PECADOR Y SANTO (2 Sam 11 y 12).  David sucede a Saúl, primero en Judá (2 Sam 2, 1-4) y luego en Israel (5, 1ss).  Sin embargo,  con David la monarquía da un nuevo paso :  el reino se organiza políticamente, según el modelo de los estados vecinos, y sobre todo la profecía de Natán hace de la dinastía Davídica una institución permanente del pueblo de Dios, depositaria de las promesas divinas.

David era muy valiente.  Luchó en contra de los enemigos de su pueblo y los venció hasta poner en paz a todo el reino.  Pero él también  se olvidó de Dios y por quedarse con la mujer de Urías, le hizo matar, cometiendo así dos pecados graves.  Mandó Dios al profeta Natán,  para amonestarle y David se dió cuenta de mal que hizo y pidió perdón a Dios.  A partir de entonces,  observó la Ley del Señor alabando a Dios.

4. DIOS PROMETE UN REINO ETERNO (2 Sam 7, 16).  La promesa más grande que hizo Dios a David, fue que gobernaría su pueblo un descendiente suyo para siempre. El descendiente de David sería Jesús, y su pueblo seríamos nosotros. "El nuevo pueblo de Dios,  es decir la Iglesia de Cristo."

5. SALOMÓN CONSTRUYE EL TEMPLO (2 Cron 6, 14-42).  Cuando murió David, su hijo Salomón tomó su lugar.  Salomón construyó un templo a Dios, según indicaciones que le había dado el mismo Dios.

6. DIVISIÓN DEL REINO.  Después de la muerte de Salomón, el pueblo de Israel se dividió en dos :  Samaría, capital del Reino del Norte y Jerusalén, capital del Reino del Sur.

 

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